8.9.09

Los Blackberries en la Venezuela Socialista

En Venezuela vivimos una fiebre, peculiar y a la vez común. Peculiar porque la hemos llevado a niveles excepcionalmente altos; común porque forma parte de una tendencia global. Se trata de la fiebre del Blackberry. Esta línea de dispositivos móviles inteligentes y multifuncionales ha sido desarrollada por la canadiense Research in Motion (RIM), empresa fundada en 1984 y actualmente consolidada como vanguardia en soluciones aplicadas para las nuevas tecnologías de la comunicación y la información. En el sitio web oficial de Blackberry nos recibe una frase simple pero poderosa que hace las veces de slogan publicitario: Enhance your life with a Blackberry Smartphone (Realce su vida con su teléfono inteligente Blackberry). Pocas veces resulta tan evidente la eficacia de un slogan como en este caso. Es precisamente “realce” lo que buscan la mayoría de los compradores del dispositivo.

Gilberto Dupas, un respetable estudioso brasileño de las ciencias de la comunicación y profesor de la prestigiosa Universidad de Sao Paulo, ha citado a Guy Debord en un interesante artículo sobre las tensiones entre democracia y sociedad global de la información. Según Debord, el dominio de la economía sobre lo social, operado a través del surgimiento y consolidación del capital, acarreó la degradación del “ser” hacia el “tener”. Los valores sociales tradicionales eminentemente estamentales – nacimos y morimos “siendo” nobles o campesinos - fueron desplazados por criterios centrados en la propiedad privada propios de la cultura burguesa.
En tiempos recientes, Debord asegura ha operado un nuevo desplazamiento: pasamos del terreno del “tener” al ámbito del “parecer-tener”. Somos lo que, por medio de cualquier vía, logramos parecer tener. Para el autor, este es un efecto lógico del dominio de la sociedad globalizada de la información. Vivimos un proceso de exclusión acelerado de las masas, que no son capaces de acceder a las nuevas tecnologías y son marginados de un creciente mundo de nuevos productos. El reino del efecto instantáneo y de la imagen fugaz amplía aceleradamente el mundo virtual, que progresivamente pasa a ocupar cada vez mayores cuotas de realidad cotidiana. Dupas lo refiere con claridad insuperable: los programas de auditorio sustituyen los tribunales y la vida real, propiciando juicios, procesos de conciliación y reality shows, y garantizan, como en la lotería, la esperanza del rescate de la exclusión mediante la visualización del premio del otro, o del sueño de su minuto de gloria. En esta transición vivimos las consecuencias de la radicalización de la metanarrativa del consumo: el teléfono celular y el internet pasan a ser condiciones esenciales de la felicidad. Sin ellos no somos; no existimos.

Venezuela es parte de estas tendencias globales. Los venezolanos han entrado de lleno en la nueva era de la interconexión digital. Según datos oficiales, en Venezuela hay 26.5 millones de suscripciones a la telefonía móvil. Se trata de un porcentaje cercano al 95% de penetración del mercado, orientado en el corto plazo al 100%. Estas son tendencias que, como explica la CEPAL en un estudio sobre las TIC´s en América Latina, se comparten más o menos en similares proporciones con el resto de la región. Ello en parte se justifica por las deficiencias propias de la red de telefonía fija y el abaratamiento de los precios de los equipos móviles. Sin embargo, lo que en términos económicos resulta inexplicable es la alta penetración del Blackberry en el mercado venezolano, caracterizado por limitantes estructurales del consumo, propios de los países en desarrollo.

El Blackberry fue diseñado para un mercado target bien precisado. Se trata de un equipo dirigido a directivos empresariales de nivel alto y medio, funcionarios gubernamentales, representantes de organizaciones internacionales, en fin, personas que, por la naturaleza de sus funciones, requieren estar permanentemente conectados. Su alto costo no hace más que evidenciar el hecho de que se dirige a un segmento de mercado de alto poder adquisitivo. Una de las ventajas que se asocia al BB, de acuerdo a la reseña promocional del equipo elaborada por RIM, es su capacidad de adaptabilidad: el BB puede rediseñar sus funciones de acuerdo a los requerimientos de la empresa o individuo que lo adquiera. En general, RIM lo define como un equipo que satisface necesidades laborales, no un dispositivo de entretenimiento. La empresa destaca más la posibilidad de acceder a documentos electrónicos y modificarlos que la resolución de su cámara. Las preguntas ineludibles son ¿Por qué en Venezuela se venden tantos BB? ¿Es nuestro país un país de altos ejecutivos empresariales? ¿Puede cualquier versión vieja o nueva del socialismo prosperar en una sociedad de este tipo?

En términos sencillos, la explicación de esta avidez venezolana por los BB es simple y radica en lo que los economistas llaman “disposición subjetiva del consumidor”. Para sus compradores, el BB satisface una necesidad: la necesidad de status social. Sus consumidores, en su mayor proporción, no requieren las funciones del equipo; lo adquieren por la satisfacción adicional que les proporciona. Movistar, Digitel y Movilnet han emprendido ya una dura campaña para cubrir con una oferta competitiva, una demanda creciente. Sin duda, Milton y Rose Friedman se mostrarían sorprendidos e impugnados por la escasa racionalidad del consumidor venezolano. Las explicaciones de librito del limpio funcionamiento del mercado se derrumban ante una Venezuela que consume lo que no necesita y lo hace masivamente. En el mundo de las nuevas tecnologías son los jóvenes los que imponen los patrones de consumo a los más adultos. Han sido precisamente los jóvenes venezolanos los que le secuestraron el equipo a los viejos CEO´s y lo hicieron una moda arrasadora.

Evidentemente, en este juego hay ganadores y perdedores. El primer ganador es Research In Motion. Los números que reporta Venezuela son sencillamente fabulosos. Un país que marcha hacia el socialismo está llenando las arcas de una transnacional canadiense. Tan claro tiene esto RIM que el pasado 3 de septiembre ha realizado en el caraqueño Hotel H.J. Marriot el evento “Blackberry Connect With The Experts” (CWTE), al que fueron convocados directores ejecutivos, gerentes y directores financieros. Esta reunión es la más importante que realizará la empresa en América Latina, región en la que tiene previsto visitar seis países. Por evidentes razones, RIM ha escogido Caracas como el epicentro de su estrategia de negocios para la región. Las operadoras nacionales también están muy contentas. Aunque no han privilegiado sus rendimientos en la venta de equipos, el alto precio de los BB ya es motivo rentable. Los consumidores venezolanos que han adquirido el equipo tampoco tienen quejas: la calidad del BB es innegable. La satisfacción del consumidor – función del status adquirido, generalmente - sólo espolea la demanda más y más.

Sin embargo, en el mercado no todos pueden ganar. La moda del BB ha socavado cualquier posibilidad de inserción en el mercado de otros dispositivos inteligentes de la competencia, en especial del Iphone. Más importante aún ha sido que el consumismo venezolano ha golpeado de revés el rostro de quienes, ya desde hace diez años, intentan construir desde el Estado una sociedad socialista. El Primer Plan Socialista de la Nación (2007-2013) no contempla en ninguno de sus ejes estratégicos el desarrollo acelerado del consumo de equipos digitales de alta tecnología. No se corresponde con una sociedad solidaria el que la distribución de los recursos escasos de una economía privilegie el consumo de este tipo de bienes sobre aquellos de primera necesidad. La magia del socialismo, su ventaja comparativa frente al imperio del capital si se quiere, es precisamente la reconfiguración del circuito de distribución de recursos en función de las necesidades sociales. De esa forma se evitaría que, por ejemplo, profesionales de buenos modales formados como corredores de bolsa hagan pasar de manos en compras y ventas aceleradas de hipotecas, títulos y paquetes accionariales miles de millones de dólares mientras que más de 70 millones de latinoamericanos no vean pasar por sus manos más de un dólar en toda la jornada.

Todo pareciera indicar, en una conclusión arriesgada pero lógica, que Venezuela compagina estrechamente dos realidades que tiran en dirección opuesta: un Gobierno con alguna particular visión socialista y una sociedad con una arraigada convicción capitalista. Aunque evidentemente, no todos en el Gobierno son hechuras de convencidos socialistas; los funcionarios son miembros de la sociedad y también gustan del lujo, siempre acechante cuando se está en el poder. En ese sentido, la profundización y el reforzamiento del compromiso socialista del chavismo podrían conducir a mayores niveles de tensión y confrontación, cuando realidades como estas deban ser revisadas. De otra forma seguirá existiendo esta realidad escindida, en la que intenciones y realidades se repelen como polos magnéticos. Tal vez Bertold Brecht sentó un principio que trasciende su coyuntura cuando en el marco de la revuelta obrera del 53 en Berlín concluyó que, al haber perdido el Gobierno la confianza en el pueblo, era preferible que lo disolviera y eligiera otro.

Carlos Miguel Rodrígues

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